Home Internacional Polarización en Venezuela: ¿un golpe blando?

Per Luciano Napolitano (@luchito_cjs)

Banner Luciano

Desde 1998 el ascenso de Hugo Chávez al poder en Venezuela provocó en el sistema de partidos de dicho país una ruptura en dos bandos irreconciliables: chavistas y antichavistas. A partir de la radicalización del chavismo a principios de siglo, el país caribeño vivió años de mucha inestabilidad social con el golpe de estado de 2002 y el boicot petrolero de 2003. Esto motivó un clima constante de odio político entre los dos bandos, imposibilitando canalizar pacíficamente las discrepancias y las diferencias políticas.

La oposición lleva más de 15 años intentando vencer al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero sin mucho éxito cuando se trata de ir a las urnas, de ganar elecciones. En 2006, Hugo Chávez aventajó a su rival, Manuel Rosales, en más de 26 puntos de diferencia. Sin embargo, con la aparición de Henrique Capriles en 2008, esa ventaja se fue reduciendo poco a poco.

En abril del año pasado, la candidatura de Nicolás Maduro –quien sucedió a Chávez después de su muerte– ganó por un escaso margen de votos a toda la oposición, nucleada detrás de la figura de Capriles. El candidato conservador no reconoció la victoria de su adversario y fue respaldado por una gran campaña de medios de comunicación internacional que logró, incluso hasta el día de hoy, que Washington tampoco lo haga.

En una situación económica muy desfavorable, el oficialismo tuvo que enfrentarse tres meses después a una nueva batalla en las urnas, y no solamente logró conservar la ventaja que había obtenido, sino que la amplió a más de 10 puntos de diferencia. Dicho suceso provocó el resquebrajamiento del liderazgo de Henrique Capriles y la aparición en la escena política internacional de otra figura dentro de la oposición antichavista: Leopoldo López.

¿Quién es Leopoldo López?

Nadie, o pocos, en España y Europa habían oído hablar de este nuevo hombre, físicamente parecido a Capriles: joven, enérgico, astuto, atractivo. ¿Quién es Leopoldo López? Este economista licenciando en Ohio y con una maestría en Políticas Públicas por la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard es hijo de una alta ejecutiva de la organización Cisneros (principal multimedia del país) y fue alcalde del rico distrito de Chacao entre los años 2000 y 2008. Después de haber participado y promovido el fallido golpe de estado de 2002, impulsó dos años más tarde un referéndum revocatorio para acabar con el chavismo. Fue acusado de obtener donaciones de manera irregular por parte de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y condenado a un periodo de 3 años de inhabilitación. En 2009 fundó el partido Voluntad Popular y hoy por hoy es el líder opositor más influyente en la sociedad venezolana, dejando a un segundo término a Capriles, gobernador del estado de Miranda desde 2008. Al fin y al cabo el oficialismo chavista ha aceptado que los partidos de la oposición pudieran ganar y administrases aquellos distritos, regiones y ciudades en los que salían victoriosos en elecciones democráticas.

López se presenta como un líder renovador, joven, con ideas frescas y sencillas que buscan recomponer el sentimiento antichavista. Intenta romper con la dinámica pacífica de Henrique Capriles a través del llamamiento a las movilizaciones, deseando aglutinar a la oposición bajo una misma idea: El final de la era chavista. Por ello, López y su equipo han sabido encontrar un lema unificador, aglutinante y movilizador: “La Salida”, que busca el final del régimen chavista cuanto antes posible, obviando incluso las vías institucionales y democráticas.

No obstante la imagen y el mensaje no lo son todo en política. Otro elemento clave que ha logrado reunir el dirigente López es la mística. Y lo ha hecho mediante su detención ante las cámaras en vivo y en directo. Antes de ser detenido por las fuerzas del orden, que seguían las órdenes del presidente Nicolás Maduro de sofocar las manifestaciones estudiantiles aparecidas por el descontento ante el lento e implacable deterioro de la economía venezolana, López, en camisa blanca ante una multitud vestida de blanco -¿no nos recuerda a las Damas de Blanco cubanas?– arengó: “Si mi detención vale para el despertar de un pueblo, valdrá la pena mi encarcelamiento infame. Me presento ante la justicia injusta, ante la justicia corrupta. Hoy más que nunca la salida de este desastre al que estamos sometidos está en tus manos. ¡Gracias, Venezuela! El cambio está en cada uno de nosotros. No nos rindamos. ¡Yo no lo haré!”

Los medios de comunicación toman partido

Lo que se está produciendo en Venezuela, al igual que en otros países de Latinoamérica y el mundo, es lo que algunos expertos llaman Golpe Blando. Estas nuevas formas de destituir un gobierno legítimo consisten en travestir una minoría en mayoría, amplificar sus reclamos y crispar las controversias con el objetivo de desgastar al partido de gobierno. Toda esta estrategia está siempre auspiciada y diseñada por los grandes medios de comunicación de masas, o supermedios.

Es más complicado que cualquier golpe militar, pero a diferencia de ellos, tiene un colorido de estos tiempos, con sus arquetipos de bananeros en el lado de los malos, y sus arquetipos de defensores de la libertad con sus falsos discursos de heroísmo ciudadano en el lado de los buenos.

Desgraciadamente los términos derecha e izquierda en Sudamérica son parte de un discurso muy maniqueo: la historia así lo ha esculpido. Esta derecha ha sido normalmente la amalgama de latifundistas, ricos ejecutivos y altos funcionarios del estado, junto a ejércitos interesados, que han aplacado sin clemencia a unas clases medias y bajas que, ante la desigualdad e injusticia de las distintas dictaduras filoamericanas, se pasaron al bando comunista, en pleno contexto de la Guerra Fría. Al terminar ésta las izquierdas, tradicionalmente sofocadas, comenzaron a ser vistas como alternativas necesarias para crear nuevas sociedades, más justas e iguales, incluso poseyendo en su seno a militares de tendencia política progresista: Hugo Chávez es un claro ejemplo. En épocas pasadas, como las que se vivieron durante las largas décadas de la Guerra Fría, la derecha le reclamó con razón a la izquierda su poca vocación democrática, pues ésta última en muchos casos tomó las armas en revuelta formando guerrillas y utilizando el método terrorista para sus fines, dándole argumentos legítimos a su contrincante. Pero cuando las izquierdas más populares, ni elitistas ni vanguardistas –como fueron también vistas por sus adversarios–, se volcaron en la democracia y ganaron las elecciones limpiamente, han sido las derechas las que no han aceptado el juego democrático. El voto democrático es el principal aliado de los actuales gobiernos latinoamericanos, pese a quien pese. Desde la derecha, por otra parte, se afirma que la democracia no es solamente el voto. Lo cual es cierto: si la mayoría que gobierna no respeta a las minorías, la democracia es claramente imperfecta. Pero si sucede al revés, si las minorías pretenden imponerse a las mayorías que ganaron las elecciones, entonces ya ni siquiera es una democracia imperfecta, es una dictadura.  De eso se tratan los golpes blandos.

Son pocas las voces que han llegado a Europa, pero para respaldar a este sector minoritario que es la oposición venezolana,  las principales asociaciones de editores de América Latina: la Asociación de Editores de Diarios y Medios Informativos (Andiarios), el Grupo de Diarios de las Américas (GDA), y el Grupo de Periódicos Latinoamericanos (PAL) agrupando a más de 50 medios diferentes en toda la región; han decidido publicar una página por día con el lema “Venezuela somos todos, sin libertad de prensa no hay democracia”. Incluso la presidenta de la asociación de Andiarios, Nora Sanin, reconoció en una entrevista en Colombia que los medios están  interviniendo políticamente en Venezuela. Nora Sanin dijó: “En un amplio sentido de la palabra, nosotros estamos haciendo política, y está bien que lo hagamos por nuestra causa de defender un derecho universal que es el de la libertad de expresión”

Los grandes medios, empero, no solamente se ocupan de los asuntos internos sino que también están presionando de manera muy directa a la Organización de Estados Americanos (OEA) para lograr una intervención  extranjera en el país caribeño. La realidad es que las marchas van perdiendo intensidad y el gran impulso que produjo la inclusión de los estudiantes al principio de las marchas ya no es el mismo. Venezuela atraviesa por una situación actualmente complicada donde la inseguridad es uno de los problemas que más preocupa a la ciudadanía, y donde la escasez de algunos productos y la alta inflación empiezan a provocar serios problemas. El gobierno venezolano no se encuentra solo ante este conflicto. Los cancilleres de los países latinoamericanos acordaron una misión de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) para destrabar la situación y respaldar a sus instituciones democráticas.

Es hora de que nos comencemos a plantear qué papel juegan los medios de comunicación en nuestra vida cotidiana y que la defensa de la democracia es uno de los baluartes que no podemos perder de vista en un mundo tan cambiante como el actual. La pelea por la democratización de la información es la misma disputa por democratizar las sociedades. Y que desmonopolizar las grandes concentraciones de poder mediático significan acceder a una mayor pluralidad de voces y de opiniones que salvaguardarán los principios básicos de nuestra democracia.

PDF

(Visited 232 times, 1 visits today)

Ús de cookies

Aquesta pàgina web utilitza cookies perquè tingueu la millor experiència com a usuari. Si continueu navegant estareu donant el vostre consentiment per a l'acceptació de les esmentades cookies i estareu acceptant la nostra política de cookies, Cliqueu l'enllaç per obtenir més informació. .plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies