Home Internacional Merkel, Italia y los nudos europeos

por Lorenzo Nicolao (@LolloNicolao)

En Roma, la canciller alemana se entrevistó con el primer ministro Matteo Renzi para tratar de las cuentas europeas pendientes. El de Roma no fue exactamente un encuentro bilateral, pues la canciller Angela Merkel no solo se entrevistó con el Presidente del Consejo de Ministros italiano, Matteo Renzi. También estuvieron presentes el papa Francisco, recién galardonado con el Premio Carlomagno, y los vértices de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, Donald Tusk y Martin Schulz, los tres líderes de las tres instituciones más importantes de la Unión –la Comisión, el Consejo, y el Parlamento europeos–.

Tal y como se ha ido viendo en los últimos meses, las crisis migratoria y la económica no parecen tener una solución cercana en el continente, mientras Italia está probando a levantar su voz, cansada ante algunos determinados países. Un ejemplo es el caso del túnel en el Brennero alpino, entre Austria e Italia, cuya construcción se resiente por culpa de los vaivenes políticos de Austria.

Matteo Renzi ha pedido responsabilidad ante aquellos que piden el cierre de las fronteras, criticando con vehemencia la prórroga de la suspensión de Schengen, deseada y obtenida por Alemania y Austria, una voluntad que ha encontrado muchos apoyos en la Unión.

Ante esta realidad, en la que los estados miembros de la UE parecen no saber qué decidir, tal vez presos de sus miedos, aparece Angela Merkel en Roma, tropezando con la “troika comunitaria”. Encima de la mesa, la canciller y sus colegas continentales tuvieron que tratar el espinoso tema de la crisis migratoria, sin olvidar nuevos acuerdos sobre las cuentas europeas –a saber, la evolución de la unión bancaria y el paso hacia el tan deseado crecimiento económico–.

En Roma se trataron particularmente cuatro temas. A parte de las obvias Unión Bancaria y crisis migratoria, también se discutieron las políticas del Banco Central Europeo y los techos de los déficits estatales europeos. Juncker querría concederle más tiempo a los estados con mayores dificultades, cuales España e Italia –ésta, en particular, hace valer su “respeto hacia los valores comunitarios”, sobre todo si se tiene en cuenta que tendrá que tomar una ley de estabilidad en junio, la cual debería ir en consonancia con las políticas europeas–. Merkel ha seguido echándole capotes a su colega italiano: la unión bancaria, la cual encuentra en Renzi uno de sus mayores defensores, y en Merkel una de sus mayores reticentes, sobre todo cuando hablan de los famosos bonos europeos. Alemania, de hecho, ha sido tradicionalmente una de las mayores beneficiarias de las viejas reglas comunitarias, por tanto no es de extrañar que no quiera moverse de posición.

Sobre inmigración, la canciller parece estar cambiando de opinión. Si antes era una firme defensora de una política permisiva en cuanto a la misma, la crisis de popularidad en Alemania, además de la imposibilidad de obtener consensos tanto dentro de la UE como fuera, por ejemplo en Turquía, han hecho que ahora la canciller se tome dicha crisis con mayor prudencia. Este hecho podría ir cambiando el ajedrez de la Unión, dejando a Italia y Grecia a solas en la gestión de dicha emergencia. Finalmente, mientras el Bel Paese sigue presionando a los germanos para obtener más liquidez y más flexibilidad en la gestión del crédito, Alemania sigue manteniéndose férrea en el ámbito de los techos de déficit.

No faltan temas a debatir en las cumbres europeas. Tampoco fue el caso de Roma. Más allá de los tecnicismos, será la política en dar la última palabra a los hechos, un elemento mezclado con los propósitos de la Unión Europea y movido una vez más por los estados miembros, especialmente si se habla de cuestiones de emergencia como las comentadas anteriormente. Italia se siente sola ante la emergencia migratoria: Renzi y su ministro del Interior, Angelino Alfano, han expresado que su país no puede acoger a treinta y ocho mil refugiados, siendo la UE un sistema extenso.

En las próximas semanas deduciremos las decisiones tomadas en el arco de esta serie de encuentros. Los nudos actuales de la Unión Europea poseen sus términos. Y si hablamos del específico caso de las políticas migratorias acordadas, el término es el 1 de junio.

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